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Situación actual y perspectivas de la democracia en Venezuela Juan Miguel Matheus Agosto de 2012 Situación actual y perspectivas de la democracia en Venezuela Caracas, Agosto de 2012 2 Los análisis y conclus Svipe p son de la exclusiva responsabilidad del a Latinoamericano de resente documento, eten al Instituto nvestigaciones Sociales (ILDIS), como organización que coordinó su elaboración y promovió su debate público. nstituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) Oficina en Venezuela de la Fundación Friedrich Ebert Av. San Juan Bosco, cruce con 2da Transversal de Altamira, Edif.
San Juan, Piso 4, Oficina 4-8. Caracas, Venezuela. Teléf. : (0212)2632044 / 2634080 de la democracia: Los marcos de referencia 8 Caracterización del régimen político venezolano: Una mirada al presente 10 Punto previo: el perfecto justo y el perfecto injusto El no-ser de la democracia Ideas para recobrar la institucionalidad democrática en Venezuela 13 Punto previo: La vuelta a lo público En lo moral: El vencimiento del relativismo En lo social: La desintoxicación de la sociedad 14 En lo jurídico: La restauración del Estado constitucional 32 expresa la existencia politica de la sociedad venezolana.
Una de las causas que determina este fenómeno es el predomino de un clima de pensamiento débil, es decir de lo que se ha dado en llamar relativism02. Por relativismo se entiende la actitud vital según la cual no existen verdades objetivas que prescriban a prion la conducta moral de las personas. Bajo este esquema, la verdad moral -también en política- depende de lo que piense o desee cada sujeto en cada circunstancia concreta. Nada es definitivo.
Todo es relativo, todo vale. Se argumenta que la libertad es el derecho a actuar de acuerdo a la propia verdad’ , y que la tolerancia es la disposición a respetar el jercicio de una libertad así entendida. Tal relativización y/o subjetivización es un fenómeno generalizado en la cultura occidental desde hace décadas. Sobre éste vienen alertando importantes pensadores contemporáneos3, pues tiende a vaciar el nervio moral de la convivencia poltica.
De hecho, puede llegar a convertir a esta última en un orden de fuerza y voluntad y no de justicia y razón4, en el que prevalece el capricho del poderoso —bien sea uno, algunos o la mayoría— sobre la moral objetiva que, como enseñaron los clásicos5, deriva de la naturaleza humana. O para decirlo en clave 2 La idea es tomada -mutati e VOEGELIN, Enc: La formalista y cientificista, por reabrir los mismos a categorías morales universales y cognoscibles por todos los hombres de todos los tiempos como la justicia, la verdad y el bien. para una introducción al problema del relativismo moral, así como para los problemas que este engendra tanto en las dimensiones personal y social de la vida humana, véase YEPES STORK, Ricardo: Entender el mundo de hoy. Cartas a un joven estudiante, Ediciones Rialp, S. A. , Madrid, 1997, pp. 53 y ss. ambién puede consultarse con provecho LEWIS, C. S. : El veneno del ubjetivismo, traducido por Tulio Espinosa, Universidad Metropol’tana, 1990. Por todos Cfr. SPAEMANN, Robert: Ética, politica y cristianismo, Biblioteca Palabra, Madrid, 2008, 304 PP. ; RODRÍGUEZ LUÑO, Ángel: Cultura política y conciencia cristiana, Rialp, Madrid, 2007, 199 pp. 4 La dicotomía fuerza y voluntad vs. justicia y razón ha sido magistralmente desarrollada en GARCÍA-PELAYO, Manuel: Idea de la politica y otros escritos, Obras Completas, volumen II, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, p. 1759 y ss. Un agudo análisis de la perspectiva greco-romana clásica que coloca a la naturaleza humana omo fuente de justicia para el orden politico se encuentra en VOEGELIN, Eric: Anamnesis, 4 32 propiamente platónica, ac ‘liar y conocida, el cual la justicia es lo que conviene al más fuerte, tal como sostiene vehementemente el inefable Trasímaco en el libro de la República de Platón6. Así, entre las personas no está enteramente claro qué es lo que se quiere decir cuando se emplea tal o cual término para dar cuenta de los hechos políticos que se observan.
Mucho menos está claro cuál es el ethos, cuál es el parámetro de objetividad, verdad o justicia que fundamenta moralmente dichos términos. Ocurre, por el contrario, que el juicio sobre lo bueno o lo malo en la vida política venezolana, sobre lo justo o lo injusto que en ésta se suscita, queda a merced de lo que pueda querer o entender cada persona, cada grupo o cada parte del país de la que se trate: chavismo u oposición. Lo anterior se hace patente de una manera evidente en la dinámica politica actual.
Tanto en el chavismo como en la oposición hay ciudadanos comunes, líderes políticos, intelectuales, encuestólogos y hacedores de opinión que discrepan de manera radical sobre el contenido sustantivo de las palabras o que, como se ha icho antes, coinciden en torno a ellas, pero en virtud de significados distintos del que verdaderamente tienen o deben tener; siendo que esto último resulta una circunstancia mucho más grave para la salud de la vida pública. Llegados a este punto, y asumiendo todo lo dicho hasta ahora como contexto introductorio, surgen las p ede incluirse la s 2 democracia dentro de los redefinidos nítidamente? ?Acaso la palabra democracia debe ser sometida a una purificación terminológica? ¿De qué hablan los venezolanos —los de ambos lados de la lucha politica- cuando emplean el término democracia? ?Cuáles son las consecuencias morales de disentir profundamente en el significado real del término democracia, o de coincidir en torno a él de acuerdo a un significado que no se corresponde con lo que la democracia es en su esencia? La respuesta común a todas estas preguntas, sobre la cual versarán las reflexiones sucesivas, es que sí. La palabra democracia debe ser purificada terminológicamente.
Ello es un asunto no solo útil, sino necesario para recobrar la justicia y paz politicas en Venezuela. Del definir la democracia de una manera sustantiva -de purificar su término— dependen, como apunta Giovanni Sartori7, el cómo juzgar a la propia democracia y el qué esperar de la propia democracia. En este punto cabe advertir, sin embargo, que no se trata de una purificación únicamente formal, literal o nominal. Los venezolanos necesitan reflexionar sobre el fin de la democracia como expresión de la política, sobre su objeto en la vida University of Missouri Press, Columbia and London, 1990.
En concreto, a este respecto interesa leer los ensayos -What is Right by Nature (pp. 55 y ss. ) y – What is Nature (pp. 71 y ss. ). 6 Cfr. PLATÓN: La República, dos, Madrid, 1994, p. 6, 6 32 338c. Sobre el trasimaquis Leo: Natural Right and History, The University of Chicago Press, Londres y Chicago, 1953, pp. 114 y ss. 7 Cfr. SARTORI, Giovanni: ¿Qué es la democracia? , Taurus, Madrid, 2007, p. 17. humana, sobre sus posibilidades de justicia, sobre por qué representa una aspiración individual colectiva en cientos de pueblos del mundo. A continuación se insertará una reflexión con la orientación planteada anteriormente.
Es una reflexión sobre la situación actual y democracia venezolana, sus desafios y las propuestas destinadas a profundizarla. Para hacerlo, y por razones del alcance mismo del documento, se dividirá el tema en cuatro partes de desigual extensión. En primer lugar, se expondrán algunas ideas sobre la pérdida de la democracia venezolana que vivió el país en el hoy vituperado período 1958-1998. En segundo lugar, se hará referencia al deber ser de la de la democracia, a aquello que se debería tener como régimen político y, sin embargo, no se posee.
Se tratará, por tanto, de establecer un marco de referencia axiológico que permita luego, en tercer lugar, caracterizar al régimen político que detenta el poder en Venezuela. Se le dedicará así, una mirada al presente. Y por último, en cuarto lugar, se unas ideas que podrían 7 32 ayudar a perfilar se dispone de abundante literatura en los ámbitos del Derecho, de la Economía, de la Ciencia Política, de la Sociología e, incluso, de la Comunicación Social. Ello obedece a que son muchas y muy variadas las causas que pueden analizarse sistemáticamente para explicar la pérdida de la democracia venezolana.
El presente documento se referirá a cuatro hechos que convergieron para crear el clima social, económico y político que hizo posible el advenimiento del chavismo y, por lo anto, que los venezolanos dejasen de ser gobernados con justicia y en libertad. Dichas causas son: La quiebra del bipartidismo y, con ésta, la crisis del sistema de partidos; el deterioro del discurso público; la entronización de la anti-política en la sociedad civil y, por último, la artificialidad del modelo económico.
La quiebra del bipartidismo Caído Marcos Pérez Jiménez y ganada la democracia en 1958, los partidos políticos asumieron el rol de pilares vacilares del nuevo régimen de libertades. Acción Democrática (AD) y COPEI, a los que después se uniría el Movimiento al Socialismo (MAS) como vía para satisfacer las legítimas pretensiones políticas de la izquierda, ejercieron un Sitial preeminente en la propulsión de la vida pública nacional que, como ha dicho Juan Carlos Rey8, era difícilmente comparable con la importancia de los partidos políticos en cualesquiera otras democracias competitivas de entonces.
En concreto, fueron AD y , construyendo un sano gobierno, estructuraron democráticamente al Estado venezolano. Ambas instituciones contribuyeron decisivamente en la tarea Cfr. REY, Juan Carlos: La democracia venezolana y la quiebra del sistema populista de conciliación, Revista de Estudios políticos, Número 74, Madrid, 1991, p. 549. de hacer del venezolano un Estado de partidos al mejor estilo de las democracias 9 continentales europeas que emergieron después de la segunda guerra mundial . El protagonismo de los partidos no fue, entonces, una situación nesgosa ril criticable en sí misma.
Todo lo contrario. La fortaleza de los partidos políticos reflejaba la fortaleza de la sociedad civil y de su empeño por institucionalizar y crearle un marco jurídico al ejercicio del poder en Venezuela. Salvo la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, las cuales por su propia aturaleza no debían participar en el proceso de institucionalización civil del Estado, no existía en el país ningún otro tipo de actores de alcance nacional que apalancara tal proceso. La organización de los sectores empresariales, sindicales y gremiales era aún incipiente.
La quiebra del bipartidismo, que marca el inicio de la crisis de las organizaciones partidarias, comienza a se ciudadanía a partir de la factor de desprestigio de dichos partidos. 1 0 El ciudadano entendía que los partidos secuestraban la participación y, por lo tanto, obstaculizaban la realización de la auténtica democracia. Y si a ello se le suma que la Imagen de los partidos se empezó a asociar, no sin fundamento, a realidades como corrupción administrativa, clientelismo, pragmatismo, privilegios, etc. 1 1, no es de sorprender que se creara una perversa dicotomía ‘-partidos políticos vs. ociedad civil • , marcada por la desconfianza y la sospecha de la segunda sobre los primeros. El deterioro del discurso público Aunado a la crisis de los partidos políticos, advino en Venezuela un dramático deterioro del discurso público. Se entiende aquí el discurso público en sentido amplio. No se alude solo al verbo de políticos, gobernantes y emás personas expuestas por condición u oficio a la vida pública, sino —como diría Hannah Arendt12- a la unión de palabra y acción dentro del reino de lo público.
Entre los venezolanos, ha sido el filósofo Rafael Tomás Caldera quien más ha reflexionado sobre la relación que existe entre discurso público y vida política justa o injusta. Segun este autor, el recto uso de la palabra es condición necesaria, aunque no suficiente, para establecer y consolidar un orden republicano que, a un tiempo, pueda ser democrático. La suerte de una República civil, de una 0 DF 32