EL Anarquismo en el Ecuador Alexei Paez

junio 23, 2018 Desactivado Por admin

111 III’QRACION EDITORA NACIONAL 11 (1931 1983) l’, «,llrlente FundQdor 1, 111 que Ayala Mora uis Mora Ortega Director Ejecutivo , «il n Malo GOIlzález INFOC Enrique Ayala Mora: PRESENT ACION 11 Ramiro Avila Paredes Avaro Sáenz An

Jorge Ortega Asistente gráfico: Angel Acosta Levantamiento de textos: Rosa Abuja y Azucena Felicita Impreso en Gráficas San Pablo Es orooiedad: K0MaHAa I ecwposawe OKHO Cnpa3Ka Nuestra voz Laconfederación Obrera La injusticia social ¿Bolchevistas nosotros? No hay que tergiversar iPx;oletario! Lo— rigores del terrorismo El hambriento es . Al pueblo necesitado In memorian Diplomacia del Continente americano: Por qué no se reconoce a la República de los Soviets Al pueblo obrero del Guayas iAl nueve de Julio! A los farsantes Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti Propósitos

Dos Congresos continentales: Nuestra posición Ficciones obreristas Nuestra palabra libertaria El Congreso Provincial Obrero y Campesino La dictadura de Ayora y su continuación Al pueblo trabajador A Simón Bolívar, libertador lo. de Mayo Publicaciones de la Corporación Editora Nacional 117 121 123 129 132 133 135 A Pedro Saad Herrena y Jaime Durán Barba, sin quienes no existiria este libro. 137 139 142 145 146 149 150 152 155 156 158 159 161 163 164 165 167 168 170 172 174 175 176 178 179 PRESENTACION Habrán -uy pocos términos tan desprestigiados como el anarquismo.

Desde las posiciones de derecha hasta las de zquierda, desde la academia hasta la conversación de la esquina, el calificativo «anarquista» tiene, ciertamente, connotaciones negativas. A todo esto se añade el estereotipo, tan divulgado, del conspirador enfundado en su paletó negro de cuello alzado que espera en la sernioscuridad con la bomba bajo el brazo o e suicida contra algún la pistola en ristre para la 2 DF 203 monarca, teócrata o alto p perspicaces funcionarios. e la segundad pública, los «agitadores», los «cabecillas» de las manifestaciones, los ‘terroristas», y en general los estudiantes, y dirigentes obreros, caen todos en la lasificación de «anarquistas» o «rebeldes sin causa». Para los cuadros de izquierda, en especial para aquellos que han hecho vocación religiosa de su militancia, el calificativo más feroz que pueden usar contra el adversario es el de «agente de la CIA» o «anarquista». En realidad, para algunos las dos cosas son exactamente 10 mismo. Así y todo, con semejante membrete de cara sucia, el anarquismo es un movimiento social de enorme importancia histórica.

Arrinconarlo en el análisis a fuerza de caricaturas y mentiras repetidas que se vuelven dogmas, no es solo un atentado contra a verdad sino también y sobre todo un acto anticientífico que condena a quienes 10 comenten a no entender el pasado del país en que viven y los orígenes del movimiento popular. Este trabajo de Alexei Páez, valiente, sólido y polémico es un gran aporte al análisis de la realidad de un movimiento social que ocupa lugar destacado en nuestra historia, pero que nunca ha Sido estudiado con el rigor y la criticidad que su importancia- de- mm—. La obra se inicia con una VISIón de conjunto del movimien- to anarquista en el mundo y América Latina, de su trayectoria de sus diversas ramificaciones. Y en esto ultimo vale la pena destacar que el autor deja bien claro que el movimiento ácrata o -narquismo es muchísimo más que las aisladas tendendías de torvos organizadores de asesinatos y atentados, cap los se ha llegado a ‘identifióar toda una comp 3 DF 203 organizadores de asesinatos y atentados, cap los q-e se ha llegado a ‘identifióar toda una compleja realidad repleta ‘de luchas de derrotas y conquistas.

El libro estudia luego el aparecimiento y desarrollo ulterior del anarquismo en —l Ecuador a lo largo de la primera mitad de este siglo XX. Aunque a veces se quisiera que así hubiera sído, la organización popular y la izquierda ecuatorianas no nacieron ‘así de una vez sólidas, diáfanas y definidas teóricamente. En los inicios hubo nrucha confusión, mucho primitivismo. Pero las luchas’ de entonces fueron enormes, a, ratos heroicas. Y en ellas el movimiento anarquista tuvo un papel protagónico. Alexei Páez, buen investigador, buen lector, ofrece un riquísimo análisis y una gran cantidad de documentación inl édita. Llaman poderosamente la atención sus observaciones sobre las limitaciones y el resultado de la huelga de Noviembre de 192;2, obre la que se ha hecho más Pbr transformarla en mito o usarla como instrumento ideológico en las disenciones de las tendencias de izquierda, que por entender su realidad, sus protagonistas y proyec- clones. , Desde luego que este libro tiene errores y lagunas. Ya lo notarán los lectores. Pero para ser pionero en un tema tan escabroso, es atractivo y sólido.

Y esto no solo por el asunto de que trata, siro también por la cantidad de aportes investigativos, interrogantes y desafíos que presenta. EL ANARQUISMO EN EL ECUADOR El Anarquismo es una religión cuyo ritual es la vida. . INTRODUCCION GENERAL AL ANARQUISMO Enrique Ayala Mora Quito, enero de 1986 Existen corrientes de pensamiento que históricamente han sid 4 DF 203 Existen corrientes de pensamiento que históricamente han sido desfiguradas de tal manera que el reconocimiento de sus formas de gensar se ha transformado en una curiosa amalgama, donde lo real y lo falso deben ser separados con un cuidado pro- fundo.

Es el caso del anarquismo: el puro uso peyorativo del tér- mino ha llegado a degradar el significado de esta corriente de pensamiento. Uso indiscriminado, muchas vetes prejuiciado, y n ocasiones hasta falso, de un ideario que, como vamos a ver, rescata a su interior formas de humanismo muy radicales, la eticidad personal y que presenta profundos valores, plenamente contradictorios con la visión amañada y vulgar que nos ha dado el libertinaje histórico sobre este término.

El anarquismo forma parte del pensamiento socialista, es una visión de historia que presenta como contradictorios los intereses de los trabajadores y patronos, al igual que las otras comentes socialJstas decimonónicas posteriores a la Internacional de los trabajadores. Coincide con las tesis marxistas al plantear que el camino ara la liberación del proletariado y todos los explotados en general es la Irevolución social. pone especial acento, al menos en sus f? rmaS más conocidas, en la organización obrera como manera de Io-ar la emancipación de los trabajadores.

Siendo para el socialismo marxista su objetivo la lucha de la 14 15 clase obrera, la torna del di’ , letarí po er y a instauración de la dictadura e pro etanado para los anarquistas el objetivo es la destrucción e o o aparato de coerci- la . ddlib» on, con ai 5 DF 203 objetivo es la destrucción e o o aparato de coercí- la . d d lib» on, con a intención de originar así una acie a re, sin Violencia. Por otra parte tod 1 Bakunin . as as versiones del anarquismo, desde . ponen un especiai énfasis en la abolición de la propiedad pnva a y el derecho del Pd . t di ro uctor, o no ser explotado mediante m erme lanas y propo nen la relación económica «entre comu- nas , dsm que nadie, por efectos de la organización libertaria ca- rezca e nada’ «a cada U’ q len segun sus necesidades de cada cual segun sus posibilidades» Pero el anarquismo t es am len un modo de vida, una ideo- ogla en la que el asunto ético sign ica su esencia frente a un mun o corrupto por 1 va OPreslOn del capital, la propiedad y el Es- a o. contradicción Cid’ . on a tra icional Imagen negativa del anarquismo corno un puro . 1 y simp e estado de rebeldía inmotiva- a, contrasta significativan, , ••,ente su vision posítíva: su critica al ca- racter superfluo de las norni d . „ dl as e. gobierno, puesto que la internali- zaClOn e as normas de d con ucta elimina cualquier razón de coaccion externa: -ay en el anarquista una entrega total a una ética social en a qu- —a personalidad forma parte de esta perspectiva social y esta integrada a eij D DF 203 ti . … ao que el anarqu ay que opo- nerse Vlvamente a tod o movímíento separatista, corno el na- cionalismo o el raCiSIIlO. 1 y e- pos de ese ideal de hermandad, libertad y humanidad e anarquista busca hacer s 1 b . lusov si uya a andera de la revolución actúa me uso, SI es su deber mor 1 d «t humaní a, e una manera que desdice sus pro- POSI os . umanístas matanq . ti , o o orjando atentados en algunos ca- sos extremos’ el odio de 1 . e ase es la mayor forma de amor a la hu- manidad.

Esta fue la dicotomía en la que se encontró situada la práctica de algunos anarquistas: los anarcoterroristas, fracción minúscula el movimiento anarquista que dejó marcada indeleblemente la memoria social con sus actos de «propaganda por la acción»: fines humanistas, éticos, y actos «criminales», «delincuenciales» para conseguirlos. Propósito altruista, humanista, y apariencia psicopática. Es en esa medida, la del ideal ético, en la que está planteada la inmensa mayoría del pensamiento anarquista.

Desde sus clásicos, corno Bakunin, Malatesta, Kropotkin, el comportamiento ético tiene una especial atención en el idearlo; es por esto que la sociedad libertaria corresponde absolutamente (en todas sus artes) al propósito del hombre libre, a la búsqueda de la libertad y la no opresión: el ideal social no opone contradicción a la ética personal. En oposición a la coerción, libertad: la ayuda mutua corno el motor del comportamiento social humano, una vez liberada la sociedad de la opresión de la propiedad, el capital y el Estado, sin burgueses ni proletarios.

Vendrán los hombres, hermanos asociados libremente en comunas federadas, conformando DF 203 proletarios. Vendrán los hombres, hermanos asociados libremente en comunas federadas, conformando una sociedad onde la «administración de las cosas» haya sucedido a la «administración de los hombres», es decir a la política, siempre y cuando la gran revolución social haya destruido al monstruo del Estado. por el contrario, los marxistas, opinan que el Estado desaparecerá poco a poco en el conjunto de la sociedad, en tanto se vayan dando las condiciones del comunismo en una lenta construcción de la sociedad Ideal.

Es por esto que el pensamiento anarquista califica corno «reformista y utópico» al pensamiento marxista. No creen que el Estado desaparezca jamás por consenso, corno plantean los etapistas» de ideología socialista «autoritaria», quienes creen que el aparato del Estado puede ser usado por el proletariado – mejor dicho por el partido del proletariado – para sus fines de construcción del comunismo. En franca contradicción con esto, la revolución anárquica Irwing Louis HoroWi. tz L drid, tomo 1, p. 22. s Anarquistas, Alianza Editorial, 1976, Ma- 16 17 A finales del siglo XVIII, en nglaterra, William Godwin edita su libro Enquire into political justice. Godwin (1756-1836) es considerado como el mentor del anarquismo moderno, sin declararse expresamente como tal. Creía en la razón para liberar al hombre, en el hecho de asumir intelectualmente la miseria de la sociedad moderna para así transformarla, «una forma dieciochesca y aristocrática» que no tendrá mucho que ver con el posterior desarrollo del anarquismo: „ Godwin crefa en un infinito avance hacia una racionali- dad superior. u anarquis 8 DF 203 Godwin crefa en un infinito avance hacia una racionali- dad superior. su anarquismo se basaba en una completa exaltación de los derechos de la conciencia individual consideraba al gobierno como un mal que lleva consigo la sujeción del hombre al hombre 3 Esta escuela. heredera directa del iluminismo, aporta al moderno anarquismo’ una de sus concepciones centrales: la inutilidad del gobierno, pero aún no tendrá, ni siquiera lejanamente, la forma global del anarquismo. Para ello habrá de recorrer mucho ca- rmno.

Los socialistas utópicos, especialmente Fourier, también han sido rescatados en alguna medida para la historia del pensamiento anarquista. Lo que se ha dado en llamar «anarquismo campesino» 4 tuvo en Francois Charles Marie Fourier (17721837) un alto exponente. Sin estar personalmente de acuerdo con esta calificación, vale la pena anotarla en la edida en que este pensador ha sido emparentado con Tomás Muntzer en una suerte de ideal milenarista. 5 En todo caso el planteamiento de las comunas-falansterios es una idea que, alterada en algunas proposiciones significativas, la encontraremos en el pensamiento libertario propiamente dicho.

Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) fue el primer pensa- dor social en declararse desembozadamente anarquista. Con su frase lapidaria «La propiedad es un robo», atacó directamente ,10 que casi nadie antes que él se había atrevido a atacar en esos ter- pretende ser la revolución total, tanto objetiva y social como ética-personal. Pretende la abolición de la propiedad privada y de la opresión política en un solo proceso que reivindique al conjunto de la humanidad de todas las mi g DF 203 la opresión política en un solo proceso que reivindique al conjunto de la humanidad de todas las miserias y le entregue la libertad absoluta, sín. íngún «Estado proletario», que para ellos es una aberráción, puesto que una nueva casta de ingenieros y administradores de empresa, burócratas, tomaría el poder, lo usaría para su satisfacción personal y lo perpetuaría hasta que se haga necesaria una nueva revolución social: el peligro de la urocracia que es la peor amenaza de la revolución autoritaria marxista, en contra de la revolución libertaria anarquista. «El anarquismo es un esfuerzo por construir una alternativa radical frente a la tradición marxista en sus formas ortodoxas» (Horowitz).

Tuvo severos roces con la práctica marxista, que lo llevaron a una oposición beligerante hacia el «socialismo real» que, para ellos, reproducía en su interior todas las tarasque previeron Bakunin y Kropotkin. 2 En su teoría antiautoritaria, los anarquistas manifestaron una serie de convicciones generales en las que coincidieron a groso odo, pero difirieron en otras múltiples cuestiones, lo que originó varias escuelas, que pasamos a describir a continuación.

Escuelas del anarquismo 2 Ibid. 3 Desde la revolución de octubre, donde anarquistas y bolcheviques marcharon juntos, hasta la guerra civil española, los comunistas y los anarquistas se enfrentaron, incluso con las armas: casos conc-etos son -a sublevación Kronstadt (1921), la Cataluña de 1937, o el Brasil en la decada de 1920. 4 GD. H. Cole, Historia del Pensamiento Socialista, Editorial Fondo de Cultura Económica, 1962, México, tomo 1, p. 33. 5 Dice Max Nettlau. » . En Franci 203