El pensamiento critico en demografia alvaro viera
DOCUMENTO DE CATEDRA SOCIOLOGÍA DE LA POBLACION ALVARO VIEIRA PINTOS I. concepto de demografía La demograf[a como ciencia. El conjunto de conocimientos relativos a la población humana se vino constituyendo en ciencia desde 1855, cuando Achille Guillard, la denominó demografía. A la inmensa mayor(a de quienes la estudian les parece que se trata de una ciencia, aunque no a todos les corresponda el calificativo de científico ni todos lo acepten. or ejemplo, Frank Lorimer declara que prefiere usar la expresión disciplina, en lugar de ciencia, para designar su pro desea discutir hasta o demás, utiliza el n tratar los problemas reducidas voces disc orlas bre a ones, ya que no es científica. Por S d oblación» para tuamos estas la demografía la dignidad de ciencia, con el consenso prácticamente universal. Así lo atestigua la definición dada por el Diccionario Plurilingüe, 3ditado por las Naciones Unidas. Mas el simple reconocimiento de la naturaleza científica de la demografía nos sim•e poco para captar su esencia distintiva, ya que lo que necesitamos es saber a que tipo de ciencia es afín. Si estudiamos este problema, comprobaremos desde el primer momento sus numerosas ificultades, que nos exigen un informe consciente y metódico para discutirlo y resolverlo.
No basta poseer un determinado concepto propiciado por la lógica y la epistemología de lo que sea la ciencia en sí misma; es necesario verificar hasta que punto las determinaciones de este concepto se cumpl next page cumplen en las diversas realizaciones intelectuales que se presentan bajo el nombre de demografía; y, además, cómo conciben su ciencia los numerosos autores e investigadores que a ella se dedlcan.
El análisls de estas cuestlones sirve para penetrar en el tema de la demografía, intentando deslindar y debatir los últiples aspectos generales que ofrece. En nuestra exposición procuraremos descubrir en la obra de renombrados demógrafos y en otras fuentes fidedignas, cuáles han sido hasta ahora los distintos conceptos de la ciencia que estudia los fenómenos más significativos de la realidad del ente colectivo que es la población humana.
Solamente después de haber procedido a una exposición y crítica de las calificadas opiniones que hemos podldo reunir a este respecto, presentaremos nuestro partlcular punto de vista. En verdad, lo que se va a notar, es la gran variedad de conceptos observados entre los autores y su divergencia en uanto a la esencia epistemológica del estudio a que se dedican.
Pero no basta con enumerar opiniones variadas, confrontarlas y especular sobre su desacuerdo, si no se poseen los medios para proceder a un examen crítico y llegar a una presentación coherente de los aspectos y problemas más importantes de la demografía. Para no incidir en el error de una formulación abstracta, creemos que el modo crítico será aquel que parta del examen del significado y de la función de la teoría como hilo orientador para conducir a la correcta definición particular de un área de conocimientos.
En este sentido, el carácter científico de la demografía no es el tema que haya de debatirse en primer lugar, pues está supeditado a otra investigación, más ge 143 que haya de debatirse en primer lugar, pues está supeditado a otra investigación, más general: la del papel de la teoría en el proceso lógico de descubrir, ordenar e interpretar los hechos referentes a la población; proceso que, en su esencia, se confunde con lo que se considerará como la ciencia demográfica.
El papel de la demografía La actitud teórica se manifiesta en dos sentidos en el ámbito de la demografía. Por un lado, puede tratarse del juicio teórico proferido sobre la totalidad de tal conocimiento, sin tomar en consideración, por el momento, sus diferencias internas; de otro, referirse a las síntesis explicativas de aspectos particulares de este campo del saber, comprendidas en las formulaciones que, desde el siglo pasado, se vienen llamando teorías demográficas.
Esta distinción tiene decisiva importancia, pues permitirá superar la frecuente situación en que, por escepticismo hacia la actitud teórica en general, o por desconfianza en las diversas doctrinas de población propuestas esde los orígenes, gran número de demógrafos se declaran desinteresados de tales especulaciones, o incluso hostiles a su cultivo.
Son injustificables tales posiciones, pues, en primer lugar, incurren en el error de confundir los dos sentidos de la noción de teoría que acabamos de indicar, toda vez que toman las teorías de la poblaclón por teorías sobre la demografía, con el resultado de que la desconfianza que muchas veces acompaña a las primeras contamina los esfuerzos racionales destinados a construir las segundas.
Además, dejan de comprender que es imposible la investigación organizada de los datos demográficos si alta la concepción general que debe proveer los princ 3 143 investigación organizada de los datos demográficos si falta la concepción general que debe proveer los principios, deas, categorías, el cuadro de referencias, las líneas de estudio práctico, Sln los cuales no se estructura ningún conocimiento que pretenda la dignidad epistemológica Philip M.
Hauser y Otis Dudley Duncan, en The Study of Population, The University of Chicago Press, pág. 80. 2 Naciones Unidas, Diccionario demográfico plurilingüe, ST/SOA/Ser. «’29. Sociología de la Población IV Año – Sociología – FACSO- UNSJ Página 1 de ciencia.
Por eso, la demograf(a, como cualquier otro cuerpo de nociones relativas a un objeto real que aspire a la condición de saber científico, necesita de la teor(a, en la doble acepción de la palabra antes indicada, para juzgarse a si misma y comprender que especie de saber, que tipo de ciencia es el suyo; e igualmente, para evaluar la naturaleza de las explicaciones acerca de los fenómenos que son su objeto de propio: el significado, alcance y veracidad de las leyes que intenta formular, sin las cuales sus generalizaciones no pasarían de enunciados retrospectivos, sin valor interpretativo del conjunto de datos ecogidos en lo presente y los que desde ahora proyecta para lo futuro. ara el estudio de un objeto en permanente transformación -las poblaciones humanas-, no basta recoger el estado cuantitativo y cualitativo vivido en un tiempo anterior por las masas humanas, ni tampoco los sondeos y verificaciones de la situación presente, sino rever, con el máximo de exactitud, las variaciones ontrario, su obietivo y uti máximo de exactitud, las variaciones futuras; de lo contrario, su objetivo y utilidad serian grandemente reducidas. Es obvio que el punto de vista teórico no falta nunca. Lo que falta, en caslones, es su conciencia o reconocimiento. A este respecto, los demógrafos se dividen en dos grupos: los que comprenden y valoran la teoría, se detienen en discutir y aclarar este aspecto fundamental y, por tanto, están plenamente conscientes de la significación de los enunciados y proposiciones teóricas sobre la demograffa; y los que, callada o abiertamente, se niegan a aceptarlo; mas hacen teoria sin saberlo, inconscientemente adoptan puntos de vista teóricos, lo que ocurre en las mismas declaraciones con que las rechazan.
El motivo de esa oculta o involuntaria teorizaclón, está dado por la naturaleza del rabajo que emprenden. Como no es posible constituir un cuerpo coherente de conocimientos sobre un objeto real sin la correspondiente actitud teórica, y como no se llega a conclusiones generales sin fundamentos metódicos e ideas directivas que permitan aclarar su sentido, alcance y validez, la teoría ha de estar presente, patente o imperceptiblemente, a lo largo de todo el trabajo, aun en el más empírico de los especialistas. Si tuviera que explicar su justificación y la satisfacclón que encuentra en hacerlo, este esclarecimiento asumiría inevitablemente la forma de un pensar teórico.
Caeríamos, sin embargo, en el equívoco por nosotros mismos señalado, si dejáramos de distinguir los dos sentidos en que la actividad teórica participa en la construcción de la demografía; uno, su definición, fundamentación y clasificación epistemológica; otro, su capacidad de formular 43 otro, su capacidad de formular juicios generales con el valor de explicaciones causales, acerca de los principios o de leyes referentes al comportamiento de los fenómenos que investiga. La primera actitud es la que se desarrollará más extensamente, en este ensayo. A ella pertenecen cuestiones como las siguientes: ?Qué concepto debemos tener de la demografía como tal? ¿Cuál es su definición lógica? ¿Qué se entiende por población? ¿Cómo interpretar las nociones de cantidad y cualidad aplicadas a masas de población? ?Cómo se justifican los métodos de que se vale la demografía, las pretensiones que ostenta, sus relaciones con las demás ciencias? Y, tal vez, la cuestión más importante de todas, ¿como debe interpretarse el objeto propio de sus estudios: el hombre en colectividad? De las respuestas y la posición teórica, consciente o no, asumida, derivará el concepto general de emografía. Este concepto podrá coincidir o no con el emitido en un comienzo. Sin duda, hay que partir de una noción inicial; pero el desarrollo de los análisis y de la investigación, la lectura y la reflexión crítica, nos llevarán por fin a una concepción teórica que, esperamos, contribuya a esclarecer estos temas.
Lo importante sería que tal esfuerzo, emprendido por un simple estudioso y no por un profesional, sirviera para llamar la atención de los especialistas sobre algunos aspectos lógicos y puntos de doctrina, desafortunadamente con frecuencia descuidados o aún omitidos, os cuales con todo, nos parecen tener vital significación para el científico que no se contente con la rutina, con el procedimiento ingenuo o acr significación para el científico que no se contente con la rutina, con el procedimiento ingenuo o acr(tico de sus trabajos, sino que se preocupe por averiguar lo que realmente representan y que valor tienen para la sociedad que le mantiene como trabajador.
Varios autores se han referido a la peculiar situación reinante en el desarrollo de la demografía, en el cual se alternan periodos en donde abundan las teorías explicativas y los puntos e vista generales con otros en los que se observa una marcada retracción en las especulaciones y en el interés por ellas. Hauser y Duncan3 expresan esta situación al decir: «Hay una alternancia ciclica en la popularidad relativa de los dos modos de ver’. Los citados autores creen que los estudiosos de los asuntos de población están ahora más conscientes de sus deficiencias teóricas de lo que estaban años atrás. Otro autor, Wilbert E. Moore, se pronuncia en el mismo sentido, mostrando, en una concisa frase, la creciente conciencia de la necesidad de la teoría en la demografía: «Si una queja frecuente respecto de la ociolog[a es la de que tiene teor[a de más, una queja frecuente respecto de la demografía es la de que tiene teoría de menos». El reconocimiento de la necesidad de los debates teóricos se abre paso cada vez con mayor vigor. Sin embargo, comúnmente falta a los demógrafos, aún a los mejor dispuestos en este sentido, la noción correcta del significado de la teoría en sí, de su papel en la sistematización de los conocimientos y en la formulación de los proyectos de investigación practica, tanto en la ciencia en general como en la demografía en particular. El más corriente de los quívocos es la confusión en la demografía en particular. El más corriente de los equívocos es la confusión entre 34 Hauser Y Duncan, op. Cit. , pág. 80. Wilbert E. Moore, en he Study of Population, pág. 845.
Página 2 el significado de la teoría, como producto interno de la demografía para explicar los hechos de su dominio -las llamadas teorías de la población-, y la teoría como concepción epistemológica general, fundadora y explicativa de la propia demografía en cuanto ciencia. Habitualmente, los autores que debaten el tema solo se refieren al primer aspecto; en su orno traban las dlscuslones sobre la necesidad, el valor y la eficacia de las generalizaciones interpretativas. Según ya hemos señalado, nuestro interés se dirige de preferencia en el segundo sentido, y observemos que este envuelve e incorpora al primero y le da su fundamento. En efecto, según sea el concepto de científico acerca de la naturaleza espec[fica de la demografía, tendrá una correspondiente noción de la esencia, calidad y valor de las teor[as que en su área interna elabora y propone.
La desconfianza, o aun el menosprecio, de algunos demógrafos por las teorías, se explica, a nuestro juicio, posiblemente or dos causas: primera, la ausencia de reflexión metódica sobre los supuestos de su ciencia, la falta de una introducción epistemológica al estudio de los problemas de la población con el objetivo de debatir la verd za de ellos, su esencia, su constitución en un cue o por principios e ideas lógico ligado por principios e ideas generales, sus relaciones con otros órdenes de conocimientos, todo lo cual conduce al especialista a enclaustrarse en los análisis de datos estadísticos inmediatos, sin llegar jamás a recapacitar sobre el significado de su trabajo, el valor de las cifras que manipula y de las onclusiones que saca de las investigaciones; y en segundo lugar, el que la demografía se haya constituido en sus inicios como un conjunto de proposiciones doctrinales sin suficiente apoyo en datos objetivos explícitos, provenientes de indagaciones o encuestas regulares, lo que hizo que, por varios siglos, la clase de preocupaciones que devendría en ciencia demográfica, se limitase a especulaciones genéricas fuertemente influidas además, aunque raramente admitidos, por intereses Ideológicos. Louis Chevalier, escribe sobre ello: «En buena lógica, la observación debería preceder a las conclusiones y las doctrinas. Las doctrinas de población no harían sino traducir los resultados de observaciones previamente reunidas… De hecho, jamás ha sido así… Las doctrinas de población han precedido a la observación de los fenómenos demográficos, y el surgimiento del propio conocimiento demográfico no ha disipado enteramente el atractivo mas o menos irreal de las doctrinas». De este modo se explicaría el temor o la sospecha con que muchos especialistas mal preparados consideran el enfoque teórico. Este insuficiente preparación teórica por parte de trabajadores solamente preocupados de datos concretos y de los aspectos técnicos de los roblemas que investigan, ha sido puesta de relieve por autores como Hausery Duncan, quienes declaran: «Los estudiosos de g 143 puesta de relieve por autores como Hauser y Duncan, quienes declaran: «Los estudiosos de la población dedican relativamente poco tiempo al debate de puntos sutiles de la filosofía de la ciencia o a la autocrítlca a un nivel metodológico verdaderamente general.
En consecuencia, en la literatura se encuentran comparativamente pocas discusiones entre demógrafos sobre la naturaleza de la teoría científica y tópicos afines». 6 Las citas anteriores parecen suficientes para comprobar el estado de esorientación reinante en la conciencia demográfica actual respecto al valor y naturaleza de la teoría en el ámbito de las preocupaciones de los científicos. Mientras algunos consideran que actualmente faltan especulaciones doctrinarias, otros creen que éstas solo poseen un «atractivo irreal». Una consecuencia de la desorientación existente es que los tratadistas adoptan con frecuencia una actitud dogmatica, sentenciando de manera completamente acrítica, acerca de lo que debe ser la naturaleza de la ciencia demográfica.
Sin ninguna mención de las razones que los inducen a proferir juicios sobre la esencia de la emografía como ciencia, declaran lo que comprenden que ella es; pero no fundamentan su posición ni debaten otras posibles explicaciones. Así, unos declaran que la demografía es una ciencia matemática, otros, que es un conocmiento de orden sociológico; pero, como prescinden del indispensable análisis teórico, tales proposiciones no pasan de juicios magistrales. Las limitaciones intelectuales, los desvíos prácticos y la pérdida de fecundidad acarreadas por semejante actitud son graves, y por eso nos cumple advertir sobre la necesidad, para quienes se inician en e