General
General gyjohc5570 16, 2011 s pagos Anatoli Onoprienko se considera a sí mismo «el mejor asesino del mundo». En una nota distribuida por sus abogados asegura que «no me arrepiento de nada, y si pudiera, sin duda volvería a hacerlo». El origen del oscuro asesino parece remontarse a la infancia. Según confesó en el largo y problemático julcio, su madre murió cuando él contaba con cuatro años y había sido abandonado por su padre y su hermano en un orfanato, donde creció en un ambiente desde luego nada aconsejable.
La figura le marcó, de tal manera que en su mente, todas sus cciones posteriores eran marcadas con una cruz, en recuerdo de esta famosa figura. Tras el paso por la Armada fue bombero en la ciudad de Sw p to page Dneprorudnoye, don justo». Una casualidad llevó de los asesinados en En el juicio fue declar hombre «duro pero ors to View nut*ge u de I h 7. go de posesiones enó sin remisión. la condena a muerte ratificada por clamor popular, aunque todav[a no se ha cumplido, a tenor de la moratoria de Unión Europea.
Estas matanzas incitaron a la segunda investigación delictiva más grande y complicada en la historia ucraniana (la prim rimera había sido la de su compatriota Chikatilo). El gobierno ucraniano envió una buena parte de la Guardia Nacional con la misión de velar por la seguridad de los ciudadanos y, como si el despliegue de una diwsión militar entera para combatir a un solo asesino no fuera bastante, más de 2000 investigadores de las policías federal y local.
Los policías empezaron a buscar a un personaje itinerante y elaboraron una lista en la que figuraba un hombre que viajaba frecuentemente por el sudoeste de Ucrania para visitar a su novia. 52 asesinatos en solo 6 meses. De regreso a Ucrania sumó a los nueve otros 43 asesinatos, y poco después, ante las pruebas encontradas por los agentes en los apartamentos de su novia y su hermano (una pistola robada y 122 objetos pertenecientes a las victimas), hallaron una razón para arrestarlo.
Cuando la policía le pidió los documentos en la puerta de su casa, Onoprienko no les quiso facilitar la tarea, e hizo un esfuerzo vano por conseguir un arma y defenderse. Cuando los policías por fin lo detuvieron, Onoprienko se sentó silenciosamente cruzando los brazos y les ijo sonriendo: «Yo hablaré con un general, pero no con ustedes» Aun así, no le quedó más remedio que confesar sus crímenes y dejar que aquellos le arrestasen En s RI_IFS le quedó más remedio que confesar sus crímenes y dejar que aquellos le arrestasen.
En su declaración al juez, aparecerían otros nueve cadáveres cosechados a partir de 1989 en compañía de un cómplice, Sergei Rogozin, (quien también comparecería en el juicio). Anatoli Onoprienko siguió los pasos del legendario Andrei Chikatilo. Ambos mataron al mismo número de víctimas, pero on muy diferentes. Chikatilo, ejecutado en 1994, era un maniaco sexual. Sólo mataba mujeres y niños, cuyos cuerpos violaba y mutilaba. A veces se comía las vísceras.
Nada de esto aparece en el expediente de Onoprienko, un ladrón que mataba para robar, con inusitada brutalidad y ligereza, pero sin las escenas del maniaco sexual. Onoprienko supera a Chikatilo por el corto periodo en que realizó su matanza: seis meses frente a doce anos. Cuando ejecutaba a sus victimas, el asesino seguía un mismo ritual: elegía casas aisladas, mataba a los hombres con un arma e fuego y a las mujeres y a los niños con un cuchillo, un hacha o un martillo.
No perdonaba a nadie, después de sus asesnatos cortaba los dedos de sus víctimas para sacarles los anillos, o a veces quemaba las casas. Incluso mató en su cuna a un bebé de tres meses, asfixiándolo con una almohada. Onoprienko, de 39 años, estatur 31_1fS su cuna a un bebé de tres meses, asfixiándolo con una almohada. Onoprienko, de 39 años, estatura media, aspecto de deportista, racional, educado, elocuente, dotado de una excelente memoria y desprovisto de piedad.
Soltero, padre de un niño, reconoció haber tenido una infancia muy difícil: su madre había muerto cuando él tenia 4 años, y su padre y su hermano mayor lo habían abandonado en un orfanato. De adulto, para ganarse la vida, se había embarcado como marino y había sido bombero en la ciudad de Dneprorudnoye (dónde su ficha laboral le describe como un hombre «duro, pero justo»). Luego había emigrado al extranjero para trabajar de obrero durante ese tiempo, pero confesó que su fuente primaria de ingreso era criminal: los robos y asaltos.
El peritaje médico lo ha calificado como perfectamente cuerdo que puede y debe asumir las consecuencias de sus actos. El mismo se define como un «ladrón» que mataba para robar: «Mataba para eliminar a todos los testigos de mis robos» En un momento determinado de la investigación, el acusado afirmó que oía una serie de voces en su cabeza de unos «dioses extraterrestres» que lo habían escogido por considerarlo «de nivel superior» y le habían ordenado llevar a cabo los crímenes. También aseguró que poseía poderes hipnóti 406 S superior» y le habían ordenado llevar a cabo los crímenes.
También aseguró que posera poderes hipnóticos y que podia comunicarse con los animales a través de la telepatía, además de poder detener el corazón con la mente a través de unos ejercicios de yoga. Los psiquiatras, sin embargo, han diagnosticado que el hombre está perfectamente «cuerdo» y la mayoría quiere que pague por los homicidios. El mismo Onoprienko resumía así la filosofía de su carnicería: «Era muy sencillo, los veía de la misma forma en que una bestia contempla a los corderos».
Tras cada asesinato guardaba la ropa interior usada de las íctimas, la conservaba como reliquia e incluso se las daría a su novia Ana como regalo en una ocasión. Según su ex-esposa, mató a niños para evitar verlos un futuro próximo metidos en un orfanato como a él le pasó. Onoprienko no se sentía como un asesino sino como un cirujano. «Soy una persona única, hice cosas que nadie ha hecho. Son acontecimientos únicos». «Un ser humano no significa nada. He visto solo gente débil y comparo a los humanos con granos de arena, hay tantos que no significan nada». «1Jn soldado que mata durante la guerra no ve a quien golpea». SÜFS