Las luchas por la emancipación y la formación del sujeto latinoamericano
Las luchas por la emancipación y la formación del sujeto latinoamericano: Simón Rodríguez (1769-1854) «El objeto del autor, tratando de las sociedades americanas, es la educación popular, y por popular . … entiende… jeneral. La Sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados unidos son dos enemigos de la libertad de pensar, en America. » (Simón Rodríguez, Tratado sobre las luces y las virtudes sociales, 1840). » reconocer que el amor es parte integral de la calidad tanto del educador como de la educación. » (Rosa MaríaTorres, 1994)1 5 S. p pase En esta clase vamos vida de uno de los m e la educación popu samiento y la e la corriente món Rodríguez, masivamente conocido por haber sido el maestro del Libertador Simón Bolívar. Comprender este proyecto político-pedagógico seguramente nos ayudará a entender el proceso contemporáneo que tiene lugar en toda la región y, en ese sentido, ser mejores educadores de nuestro tiempo. Los invitamos a empezar este viaje recordando que los procesos pedagógicos se dan en la historia como un recorrido cuyas implicancias cambian en el tiempo, de acuerdo a los contextos socio-políticos.
No perdamos de vista la dimensión politica de a memoria, para así activar el presente en acto y en potencia. (Freire, 2013: 1 3) Nos interesa destacar que Simón Rodríguez realizó un gran aporte en lo que llamamos la formación de un nuevo sujeto: el sujeto latinoamericano. Asi que lo primero que queremos señalar se vincula con su particular concepción de la enseñanza. «Enseñar divirtiendo» Evocar a Simón Rodríguez nos lleva a construir la memoria de una educación popular latinoamericana nacida al calor de las luchas de liberación.
Pensemos un momento en el contexto histórico y socia13 en el cual nació Simón Narciso de Jesús Rodríguez en Caracas la noche del 28 de octubre de 1769. Bautizado el 14 de noviembre de 1769 como niño expósito, debido a esa condición, fue criado en casa del sacerdote Alejandro Carreño, y toma de él su apellido, por lo cual es conocido como Simón Carreño Rodríguez. Se puede pensar, por documentos de la época y otros testimonios, que el sacerdote Carreño era en efecto padre de Simón Rodríguez y también de su hermano José Cayetano Carreño, cuatro años menor que Simón, quien se desarrollará como notable músico.
Ustedes saben que este tipo de prácticas no eran extrañas en aquella época. Su madre, Rosalía Rodríguez, ra hija de un propietario de haciendas y ganado, descendiente de una familia que prevenía de las Islas Canarias. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor en la «Escuela de Lectura y Escritura para niños». ¿Por qué el Cabildo? Porque asf lo determinaba la organización política de la época en la América colonial.
Como sabemos, el gobierno del sistema educativo se vincula con el orden institucional en todas las épocas y geografías y esos aspectos condicionan, desde ya, la tarea educativa. Pero, volvamos a Rodríguez y sus primeros esos aspectos condicionan, desde ya, la tarea educativa. Pero, olvamos a Rodríguez y sus primeros años como maestro. Es precisamente en esa escuela que tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro Libertador Simón Bolívar (veinte años menor que él, nacido en 1783), quien comenzó a vivir con el maestro Simón a los 12 años.
Como muchos de los patriotas americanos que lideraron el proceso emancipatorio, a partir de la influencia del Emilio de Rousseau4 (1759), Simón Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debía ser el modelo educativo de las nacientes naciones americanas. El mismo Bolívar, en carta al General Santander en 1824, decía que su maestro enseñaba divirtiendo». Este espíritu, que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español, se reflejará en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez. ?Y qué tipo de prácticas educativas eran las que Bolívar calificaba como divertidas? Sus prácticas e ideas educativas poseyeron varias caracteristicas novedosas: En primer lugar, la certeza de que el trabajo educativo requiere de una atmósfera propicia, capaz de facilitar los espacios para la comunicación. Un espacio pedagógico que se construye; construirlo significaba progresar en la mutua comprensión, en ese roceso de entre-aprendizaje, al que aludía don Simón Rodríguez.
Otra cuestión es el valor que le otorga al coaprendizaje, al partir de una fuerte crítica al sistema lancasteriano debido a su método memorista y a su rígida disciplina. La clave pasa por lo compartido, por lo que 30F sistema lancasteriano debido a su método memorista y a su rígida disciplina. La clave pasa por lo compartido, por lo que puede ser aprendido de ycon los demás. Vale decir, resulta imposible el «interaprendizaje» si se parte de una descalificación de los otros. Las ideas de coaprendizaje de Rodríguez: es imposible prender de alguien en quien no se cree, dice el maestro.
De espíritu russoniano, Rodríguez consideraba que los niños debían preguntar y no repetir, para obedecer a la razón, y no a la autoridad, nótese acá la diferencia con algunos de los tópicos que hemos señalado sobre la escuela tradicional. Ya acá tenemos un primer rasgo de la consideración del sujeto latinoamericano que proponía la pedagogía de este maestro: un sujeto crítico que debía y podía interrogar/se. por eso impulsó una «pedagogía de la pregunta», precursora de la de Paulo Freire, a quien también estudiaremos más adelante.
Así que tenemos, además de esta concepción fundada en el interaprendizaje, el coaprendizaje y la pedagogía de la pregunta, una educación que enaltezca la sensibilidad: Pierden los niños el tiempo / leyendo sin boca y sin sentido / pintando sin mano y sin dibujo / calculando Sin extensión y sin número. La enseñanza se reduce á fastidiarlos / diciéndoles, á cada instante y por años enteros, / así… así… así y siempre así / sin hacerles entender/ por qué ni con qué fin… no ejercitan la facultad de pensar, y/ se les deja o se les hace / viciar la lengua y la mano que son… os dotes más preciosos del hombre… No hay interés, PAGF40F dotes más preciosos del hombre… No hay interés, donde no se entrevé el fin de la acción.. Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa» (Rodríguez, 1954: 210). La perspectiva político cultural: el sujeto latinoamericano Ahora bien, más allá de esas características especiTicamente pedagógicas, acaso lo clave de recuperar esta memoria sea su perspectiva político-cultural, que posee un valor Insoslayable para nuestro tiempo.
Su punto de partida es «la complejidad de lo iberoamericano y caribeño [que] es una de las percepciones fuertes de Simón Rodríguez. Fl]ense bien que esta definición es muy inclusiva e innovadora: ¿por qué? No se limita a los pueblos de habla hispana, como era habitual en muchos pensadores, sino que incluye al Caribe y al Brasil. En su captación de la multicausalidad de lo latinoamericano estriba probablemente la vigencia de su obra, así como la posibilidad de destrabar las razones de su postergación». (Puiggrós, 2005: 35).
Negros, indios, mestizos, marginados, desamparados -los «desarrapados», como él decía-, los pobres, no estaban en el lugar de «lo otro» o de lo ajeno, donde lo ubicaron proyectos como el de Sarmiento o incluso el de Alberdi. Todos huyen de los Pobres / los desprecian o los maltratan / Alguien ha de pedir la palabra por ellos», dice (Rodriguez, 1954: 191 «Porque, en vida de BollVar, lo único que le pedí fue que se me entregase, de los Cholos más pobres, los más despreciados, para irme con ellos a los desiertos del Alto Perú con el loco intento de probar.
Que los hombr despreciados, para irme con ellos a los desiertos del Alto Perú con el loco intento de probar. Que los hombres pueden vivir como Dios manda que vivan» (Rodríguez, 1 954: 349). El reconocimiento del sujeto latinoamericano lo hacía al tener en cuenta razones ulturales y socio-económicas. Vale la pena hacer una pausa para que nos preguntemos: ¿quiénes son los «desarrapados» hoy en día? ¿Y cuál es nuestra responsabilidad como educadores, y también nuestra oportunidad, al respecto?
Tal vez se trata de una interpelación que no tiene una única respuesta. De lo que sí se trata es de formularnos esta pregunta en nuestra práctica una y otra vez. Por lo pronto, si seguimos la idea de Rodrigueo («le pedí fue que se me entregase, de los Cholos más pobres, los más despreciados»), está planteando un compromiso, un involucramiento entre el educador y ese sujeto marginado, espreciado y excluido. No es que lo excluya sólo la pedagogía oficial, la escuela, Sino que está excluido de lo que hoy llamaríamos «el sistema» (económico, social, cultural). ?Hasta qué punto nosotros, educadores o futuros educadores, estamos dispuestos a asumir un compromiso como el de Rodr[guez? Es decir, asumir la problemática, complejidades y conflictos que implica la inclusión, a partir de la ampliación de derechos de estos sujetos «desarrapados», por decirlo en términos más contemporáneos. Asumirlo desde ya, no significa que debamos resolver las tensiones y contradicciones de la sociedad, pero í asumir la tarea con el coraje «de querer bien» y de los que Insisten pero si asumir la tarea con el coraje «de querer bien» y de los que «insisten mil veces antes de desistir. (Freire, 2013:26) De modo que el de Simón Rodríguez es un pensamiento inverso al de Sarmiento Para Rodríguez la educación latinoamericana debía tener como base de sustentación a la población pobre, diferente de los blancos europeos, y marginada. Él consideraba a los pobres con las mismas capacidades que las de las élites europeas o vernáculas; y, en consecuencia, ellos tenían, pese a la legalidad dominante, iguales derechos a la educación. Además, ensaba que eran la base de un sistema educativo que jugara a favor de la liberación y de una democracia popular. ?Cuáles eran esas diferencias? Sarmiento imaginaba a la instrucción como una «preparación para» la participación en la sociedad institucional; Rodríguez, por el contrario, concebía la unidad entre sujeto cultural, educativo y político. No hay «preparación para»; como en otros pedagogos políticos, Rodríguez está convencido que la experiencia social y política es hoy (en el presente), y la hacen los sujetos políticos, en este caso, los pobres. por eso «sus contemporáneos primero lo acusaron de borracho, de loco, de mbaucador (cf.
Puiggrós, 2005: 51). Les molestaba que pusiera energías en los pobres, los indios y los negros; pero más les molestaba que pensara que, a través de su instrucción, se iban a formar como ciudadanos e iban a poder ascender en la escala social. Rodríguez proponía que los pobres tuvieran protagonismo político. Insistía en enseñar saberes del trabajo casi proponía que los pobres tuvieran protagonismo politico. Insistía en enseñar saberes del trabajo casi sin distinción de clase, y con el programa de enseñar a trabajar también a los ricos.
El trabajo no es considerado una actividad más, sino un principio edagógico. La escuela era visualizada como un instrumento para promover a los sectores populares y no para disciplinarlos Sin embargo, lo más revolucionario es que alienta a los pueblos latinoamericanos a construir el futuro con sus propias manos. Igualdad, economía social y educación popular Por otra parte, Don Simón unía dos estrategias politico- educativas: formar ciudadanos productores y desarrollar la industria y el comercio, motivando a estos últimos mediante políticas proteccionistas.
En Sociedades americanas en 1828 expresa que «Sólo pido a mis contemporáneos una eclaración que me recomiende a la posteridad como el primero que propuso, en su tiempo, medios seguros de reformar las costumbres para evitar revoluciones, empezando por la economía social, con una educación popular». ¿Por qué la educación popular y la economía social evitarían las revoluciones? Simón Rodríguez cree en la igualdad de los hombres, de todos los hombres de los pueblos latinoamericanos. pero no lo cree en abstracto, como si se tratara de una esencia, ni como si fuera el resultado del paso por el sistema educativo.
Por el contrario, Rodríguez habla del reconocimiento de una igualdad de xistencias que se hicieron desiguales no por razones naturales, sino por injusticias. Por eso la igualdad se hicieron desiguales no por razones naturales, sino por injusticias. por eso la igualdad se logra y fortalece en el interjuego entre economía social y educación popular. Hay que resaltar esta idea de la injusticia social, ya que volveremos a encontrarla en las futuras clases, cuando veamos el proyecto politico-pedagógco del peronismo, la Teología de la Liberación, Freire, entre otras.
La presencia de una ausencia: sujetos políticos y saberes del trabajo Es posible que las ideas de Simón Rodríguez significaran las ejores para el futuro, pero no se cumplieron en su época. Acaso por eso el legado de Rodríguez quedó en la historia latinoamericana como un deseo, como la presencia (siempre provocadora) de una ausencia. Un deseo que fue advertido por los sectores dominantes como cargado de poder, y precisamente por eso fue combatido e Invisibilizado. Un deseo que, a la vez, es permanente interpelación y desafío a las políticas culturales y educativas.
La historia de la región y de Venezuela siguió otros derroteros5. Sin embargo, su pensamiento ha Sido retomado por educadores e historiadores de la educación contemporáneos, como Adriana Puiggrós6: «Pero el proyecto de Simón no era marginal. De haberlo sido, no hubiera alterado los nervios de tantos políticos, vecinos notables, generales y curas poderosos. Su carácter subversivo no está en la elección de un sujeto descalificado por las clases acomodadas y dirigentes para desarrollar su tarea pedagógica» (Puiggrós, 2005: Hay otras razones vinculadas con el propósito de que esos sujetos tuvie pedagógica» (Puiggrós, 2005: 59). ujetos tuvieran un protagonismo político, con la insistencia en enseñar saberes del trabajo casi sin distinción de clase, y con el programa de enseñar a trabajar también a los ricos. El trabajo no es considerado una actividad más, sino un principio pedagógico. El proyecto de Rodríguez no terminaba en la constitución de un sistema de instrucción pública para sostener las Repúblicas nacientes. La propuesta del venezolano volvia locos a sus contemporáneos. ?por qué? Por su idea de la escuela como un instrumento para promover a los sectores populares y no para disciplinarlos, pero sobre todo, por lo más revolucionario: su aliento a los pueblos ¿Se dan cuenta del impacto que esta idea tenía entonces en los sectores dominantes? Traten de imaginar el contexto: itodav(a había esclavitud legal, demás de la explotación de los «desaparrados» en todo el sistema de producción, el «modelo» hegemónico»!…
Piensen en cuál era el papel y la relación de América Latina para los imperios dominantes como España, Francia e Inglaterra. Incluso en el terreno de las ideas, la mayoría de los intelectuales y el modelo cultural era dependiente.. Por eso, con tanta fuerza, oponía Rodríguez imitación a invención. No hay salida por la vía de la Imitación de lo europeo, sino que desde este «nosotros», desde este sujeto latinoamericano, hay que inventar. Con esto rompe el círculo vicioso de la época en que la 0 DF 15