manual de nood
La «ley Televisa, los medios públicos y las tareas pendientes Ernesto Ve ázquez Briseño A diferencia de lo que sucedió en otros países, especialmente en el continente europeo, en México la televisión no surgió bajo un modelo de televisión pública con propósitos educativos, culturales y de servicio social, sino siguiendo el modelo comercial de Estados Unidos.
Luego del famoso viaje que realizaran, por ó denes del presidente Miguel Alemán, el escritor Salvador p Novo y el ingeniero Guillermo Estados Unidos para conocer los mo nuevo medio de comunicación, el gob estadounidense OF3J os co e com an Bretaña y a aba a operar el r seguir el modelo de la cadena ABC, con ello inició un paradigma que no ha sufrido modificaciones importantes hasta nuestros días.
Por su parte la radio, surgida décadas antes, para finales de la década de 1940 y principios de la de 1950 momento en que surge la televisión en nuestro país- es ya una radio dominada por los intereses comerciales, dedicada al entretenimiento, con pocos modelos de radio educativa y cultural, algunos tienen corta vida, aunque destacan de entre ellos dos modelos que persisten hasta nuestros días: Radio Educación creada en K0MaHAa I ecwposawe OKHO Cnpa3Ka rivada: «este hecho, que evidentemente no ocurrió, fue captado por el empresario Azcárraga Vidaurreta como un aviso de un peligro siempre latente, para el cual buscó aliados, formó las respuestas sociales cuadros y ejerció presiones no sólo en México Sino en numerosos países de América Latina». La iniciativa de Mújica ha sido abordada por diversos estudiosos de los medios como una de las formas de detener la consolidación del poder de los medios privados frente al Estado. Patricia Ortega señala al respecto que «para entonces, el sector de los radiodifusores ya dejaba sentir su influencia sobre as decisiones de gobierno cada vez que éstas afectaban sus intereses». 2 No se eligió pues un modelo de radiodifusión pública como sustento de la función social que debería tener el nuevo medio de comunicación electrónico y desde entonces el desarrollo de la televisión, así como de la radio educativa y cultural de México, ha estado marcado por enormes altibajos, por la precariedad como constante de la operación cotidiana y por un sinnúmero de avatares que las han determinado como una alternativa marginal.
Ha existido una clara intención de frenar su crecimiento y desarrollo por parte de los medios rivados, y ha sido evidente la imposibilidad para constituirse os educativos y culturales 37 histórico de la radio y la televisión educativa y cultural, sin embargo es necesario referir que otra de sus características ha sido un largo periodo de estancamiento en la aparición de nuevos medios que se reanima a partir de las décadas de 1970 y 1980. Son los años en que, en cuanto a la televisión, el gobierno adquiere el control de Canal 13, luego convertido en Instituto Mexicano de Televisión (Imevisión), que reuniría además al Canal 7 y al Canal 22; así como de la creación de diversos istemas estatales. También datan de la segunda mitad de la década de 1980 el Instituto Mexicano de la Radio (Imer) y de otras radiodifusoras tanto estatales como universitarias.
El nuevo impulso de los medios educativos y culturales se da en la década de 1990 con la renovación estructural de Canal 1 1, con el surgimiento de Canal Fátima Fernández Christlieb, «Impacto de la concentración de los medios en la sociedad globalizada: el caso de México», Los medios públicos de comunicación en el marco de la Reforma del Estado en México, Comisión de RTC, LVII Legislatura, Cámara de Diputados, 2000, p. 124. Patricia Ortega Ramírez La otra televisión. Por qué no tenemos televisión pública, Universidad Autónoma Metropolitana/Etcétera, México, 2006, p. 116. 586 37 la «lev televisa, los medios s tareas pendientes televisoras educativas y culturales funcionan en su inmensa mayoría, al amparo de la figura de la permisión que fue establecida en la Ley Federal de Radioy elevisión (Ifrtv) promulgada en 1960.
En esa ley se señala, en términos generales, que los permisionarios son aquellos que hacen uso de un medio de comunicación electrónico para propósitos educativos y culturales y están impedidos para la ransmisión de anuncios comerciales, a diferencia de la concesión que es la figura que opera para medios con fines comerciales que, por supuesto, están posibilitados para la venta de tiempo aire y para cualquier tipo de acto comercial en beneficio de la empresa que la opera. Específicamente en el artículo 13 de la Ifrtv se define a las permisionarias como aquellas «emisoras oficiales, culturales, de experimentación, escuelas radiofónicas o las que establezcan las entidades y organismos públicos para el cumplimiento de sus fines y servicios».
Al paso de los años estas dos figuras legales -la concesión y la ermisión— nos parecen, qué increble, comunes y hasta normales, pero resulta que México es el único país donde se hace esta distinción que es, de hecho, un esquema discriminatorio. En otros países simplemente se habla de licencias, unas con fines culturales y otras con fines comerciales pero sin crear estos distingos 4 37 ominosos que en la prácti ado que el concesionario de pasada condiciona su linea editorial y los determina a ser, como lo señala concretamente la Ley Federal de Radio y Televisión vigente, «medios oficiales» y los deja imposibilitados para buscar otros tipos de financiación.
El anecdotario de la precariedad y de la imposibilidad de independencia editorial se multiplica a lo largo de la historia de los medios estatales: su razón de ser ha sido, en un gran número de casos, la de promover la imagen del presidente, secretario o gobernador en turno; en muchas ocasiones ha sido imposible el ejercicio de la crtica y quienes pretenden lograr espacios para ello son cesados fulminantemente; si el nuevo gobernante no tiene interés en la televisora estatal ésta pasa seis años sumida en el ostracismo hasta que, de nueva cuenta, seis años después acaso tiene la suerte de que llegue al poder un obernante que valora 587 a los medios de comunicación, sobre todo por su capacidad de promover los proyectos de gobierno.
A este panorama, para ser honestos, se ha sumado la designación de directores de sistemas de televisión y radio, no por sus méritos profesionales sino por su cercanía con los gobernantes; otro tema por lo menos difícil: los gobiernos o directivos que están convencidos de que la programación s 7 de los medios públicos de a repetir las fórmulas de es necesario mencionar que algunos medios han logrado niveles de calidad importantes, lo que les ha permitido btener destacados reconocimientos internacionales, incluso han podido extender sus transmisiones más allá de nuestras fronteras. Son medios que se renuevan, que se constituyen como la alternativa necesaria frente a la radiodifusión destinada únicamente al entretenimiento con fines comerciales.
La necesidad de una radiodifusión pública Los medios de comunicación inciden de forma tan evidente en todas las actividades humanas y en la situación de nuestras sociedades que, en consecuencia de ello, insistir en su empleo con propósitos educativos y culturales resulta esencial, sobre odo en los países en desarrollo donde existen grandes dificultades para garantizar acceso generalizado a la educación, a la cultura y a mejores rangos de calidad de vida entre sus pobladores pero donde, paradójicamente a esas dificultades, la penetración de los medios es apabullante, y contundente su manera de determinar conductas, modas, consumos, figuras sociales y hasta posturas ideológicas.
No existen muchos estudios que presenten un comparativo de la penetración de los medios frente al acceso a la educación en México, sin embargo, según cifras del pedagogo Omar Chanona, un mexicano al llegar a la edad dulta ha estado ras aula frente a 27 mil expuesto aproximadamen horas de exposición 6 37 de urgente la necesidad de fortalecer su uso para la educación y la cultura y la de conformarlos como verdaderos medios públicos. 588 la «ley televisa, los medios públicos y las tareas pendientes En nuestro país existen más de medio centenar de radiodifusoras y televisoras educativas y culturales que, por su origen, reflejan una enorme diversidad de estructuras formales y de organización.
Se trata de medios dependientes tanto del gobierno federal como de gobiernos estatales, de universidades públicas y privadas, asta congresos locales. Esto ha determinado que algunas dependan de las oficinas de cultura, otras sean responsabilidad de las oficinas de comunicación social, otras de las secretarías de educación locales y hasta existe una radio dependiente de una asociación civil creada por una universidad privada. Esa diversidad también se expresa en su constitución formal: algunas son dependencias universitarias, otras organismos descentralizados, otras empresas paraestatales y apenas unos cuantos sistemas son institutos de radio y televisión.
En cuanto a su figura legal, de las 27 televisoras educativas y ulturales del país sólo cuatro operan bajo el régimen de concesión -Canal 22, Televisión de atán- y las demás son Hermosillo, Corat de Taba permisionarias. 7 37 Educativas y Culturales de México y la Red de Radiodifusoras Universitarias. Existe también una Red Universitaria de Video, Televisión y Nuevas Tecnologías pero está integrada preponderantemente por productoras audiovisuales, salvo tres televisoras universitarias. La Red de Radiodifusoras Educativas y Culturales de México fue creada ante la necesidad de propiciar la articulación y la colaboración común entre todos os sistemas de servicio público del país en 1994. La suma de las estaciones de radio y televisión agrupadas en estos sistemas es de más de 400 a lo largo y ancho del territorio mexicano.
Su penetración regional es tan amplia que en conjunto cubren a una audiencia estimada en más de 30 millones de personas en las 31 entidades de la federación, lo que la constituye, por esa infraestructura, como la tercera red de radiodifusión de importancia en el ámbito nacional. Durante los últimos años los medios privados en México han refrendado el célebre adjetivo de ser «los poderes salvajes», determinando ambién la vida política y ejerciendo una notable influencia en el electorado, como lo probaron las elecciones presidenciales de 2006. En los primeros cuatro minutos de un noticiario de la televisión privada el conductor construye o destruye la trayectoria de un político, inventa la genialidad de un mediocre compositor de música 589 nota de interés para todo el pais la vialidad de una calle de la Ciudad de México y fustiga lapidariamente la ultima protesta expresada en una marcha pública.
Por eso es necesario contar con otra televisión y otra radio que se constituyan como proyectos independientes con nformación imparcial y con altos niveles de calidad en sus contenidos y formatos. Ante la obsesión de la radiodifusión comercial de saturar para el olvido, estas radiodifusoras y televisoras deben ser la alternativa que no considera al televidente y radioescucha como un consumidor, que no lo tratan como sujeto de algún retraso mental y que no determinan sus contenidos por la necesidad de volver redituable publicitariamente su oferta programática. Son estos medios los que realmente apuestan por la producción independiente y por los nuevos lenguajes audiovisuales, por tratar aquellos temas que no son onsiderados po los medios comerciales, y que también apoyan la producción de los nuevos realizadores y productores.
Frente a las necesidades y rezagos de nuestro país y con base en su amplia penetración regional, estos medios tienen la posibilidad de llevar educación a distancia, información social independiente, información de salud y programas culturales a una población que, de otro modo, sólo tendría el destino de la telenovela, el deporte comercial y el programa cómico o de concurso como opciones. De ahí que, al co que sucede, la creación de previa a la «ley Televisa» Al panorama desalentador de las carencias de la radiodifusión pública en el país se suma una larga lista de atentados contra ellas. En toda la República, los medios privados o los representantes locales de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (cirt) constante levantan denuncias o buscan la revocación de los permisos de las televisoras educativas y culturales con los argumentos más ridículos.
El caso más reciente y que sin duda será célebre por su torpeza sucedió en Sinaloa en mayo de 2006, la CIRT local acusó a la nueva estación de radio 590 estatal -que ha logrado una respuesta muy exitosa de audiencia- e un nuevo delito. Se trataba de un inadmisible «robo de audiencia» que estaba afectando a las radios comerciales «cuando no deberían ser ni nuestra sombra», declaraba ofendido el representante local de la CIRT a la prensa, y de nuevo amenazaba con solicitar la revocación del perm•so de la estación de radio estatal. Ejemplos como éstos se han repetido decenas de veces. A ello se suma el atentado que significa destinar presupuestos claramente insuficientes a los medios estatales, lo que parte de una evidente carencia de política pública federal con 0 DF 37 respecto a los medios púb