Musica cristiana relacion musica secular.

abril 25, 2019 Desactivado Por admin

MUSICA Cristiana Relacion a Musica Secular No solo quienes componemos nos preguntamos dónde está la línea divisoria entre los tipos de música que deberíamos escuchar, también se lo pregunta el cristiano comprometido con su fe. Claro que muchos cristianos no se cuestionan estas cosas quizá porque no ven conflicto entre ambos tipos de música y por lo tanto, escuchan todo por igual; sin embargo, la conciencia del cristiano que busca profundizar su relación con Dios le advierte en cuanto a qué sí y qué no debería oír.

Para todos quienes tienen dudas al respecto les dedlco estos artículos. voy a abordar el tem PACE 1 orfi es aquella que produ n aquella que produce uieiie diferenciación entre partiendo del marco úsica cristiana úsica secular fe cristiana. La secular la uso creyentes que definen asi la música; Sin embargo, si fuéramos estrictos con estos términos la verdad no existe musica cristiana y no existe música secular. La música es música. Es decir, no existe el «Do» cristiano ni el «Do» secular. El «Do» es «Do» y punto, lo toque un creyente o lo toque un pagano.

Tal vez una mejor forma de diferenciar los tipos de música sería decir que es música producida por cristianos y música producida por no cristianos. Pienso que es una forma menos absurda de d Swlpe to vlew next page diferenciar ambas. reconozcamos que la Biblia no dice nada referente al tema. En el sentido que hay temas en los que la Biblia es clara al decir qué sí y qué no es bueno, qué cosas son blancas y qué cosas son negras. Sin embargo, en cuanto a la música cristiana y secular la Biblia no dice nada y por lo tanto, el tema es un tema gris.

En este sentido debemos apelar a principios bíblicos para definir qué sr y qué no está bien y de este modo buscar hacer la voluntad de Dios. A través de estos artículos basaré mis reflexiones en rincipios para poder determinar las convicciones que debería caracterizarnos a aquellos que decimos ser cristianos. Por último, recordemos que el tema de la música es un tema apasionante. Lamentablemente algunos no saben controlar sus pasión y a lo largo de los años he presenciado discusiones acaloradas entre cristianos al punto de faltarse el respeto cuando han abordado el tema de la música. Ni se diga cuando sale a relucir el punto de los ritmos! Los que dicen que no deberíamos oírla tachan de carnales a quienes sí la oyen, mientras que quienes defienden el hecho de que es válido oírla tachan de eligiosos a quienes dicen que no debería oírse. para ponerle un poco de salsa picante a las mentes de quienes asistieron a mi taller, cité las palabras de un pastor amigo que me compartió una frase que me impresionó. Él me dijo: «Noel, hay música cristiana que no escucho y música secular que sr.

Pienso que uno de los prob «Noel, hay música cristiana que no escucho y música secular que Pienso que uno de los problemas de los que decimos llamarnos evangélicos es que nos gusta radicalizar las cosas. Y aunque en muchos temas la Biblia es radical y por lo tanto, nosotros deberíamos ser radicales, eso no significa que debamos adicalizar los temas que la Biblia no radicaliza. Detrás de la radicalización del pensamiento cristiano en cuanto a la música secular se esconde una actitud perezosa y holgazana.

El evangélico es cómodo en cuanto a reflexionar se refiere. Es más fácil decir «SY o decir «No» que dedlcar energía mental para sopesar que algunas cosas son ‘Tal vez». Es más fácil determinar que algo es «blanco» o «negro» que sentarse a definir qué cosas tienen un matiz de «gris». La otra vez tuve una amable discusión con algunos amigos relacionado al hecho de tomar cerveza. «¿Realmente es malo tomar cerveza? ‘ Les pregunté. Aunque unos se quedaron callados todos dijeron que sí, que es malo. Volví a preguntarles: «¿por qué? Algunos no supieron qué decir y otros esgrimieron argumentos un tanto débiles. Lo que pasó con mi ejercicio intelectual es que evidenció que muchos solo repiten lo que se les dice y aceptan como malo un acto que no necesariamente es malo. En cuanto a nuestra ingesta de música secular la mayoría de pastores y líderes eclesiales han hecho algo similar al asegurar que toda la música secular es mala y por lo tanto, no deberíamos oírla. Que a 31_1f6 similar al asegurar que toda la música secular es mala y por lo anto, no deberíamos oírla.

Que aunque hay alguna música que tal vez podríamos consumir preferimos calificar todo como malo y asi proteger la salud del rebaño. Así pasa con la música. Es más fácil desechar toda la música secular que escucharla y discernir qué cosas son buenas y qué cosas son malas» Al inicio de esta serie comenté que la verdadera pregunta con relación a la música secular no debería ser si «podemos» o «no podemos» escuchar dicha música; sino si «debemos» o «no debemos». ¿por qué? porque de poder todos pueden, todos son libres de hacer lo que quieran.

Hasta el mismo Pablo afirmó: 1 de orintios 1 0:23’Todo me es licito pero no todo me edifica. Todo me es lícito pero no todo me conviene». El hecho de que todo nos sea lícito significa que podemos hacer cuanto queramos; sin embargo, el cristiano comprometido, según Pablo, se hace preguntas más de fondo: ¿Me edifica? ¿Me conviene? Lamentablemente los evangélicos somos una subcultura un tanto extraña y contamos con muchos adeptos que les encanta imponer sus pensamientos sobre los demás.

Gente que cree algo y que no se queda allí, sino que cree que todos deberían creer como ellos porque su forma de pensar es la bíblica y la correcta. Usted lo sabe, el cristiano debe abrazar los pensamientos de la Palabra y entonces desarrollar convicciones que le ayuden a vivir la vida cristiana, ¿no es cierto? Se abrazan los princip convicciones que le ayuden a vivir la vida cristiana, ¿no es cierto? Se abrazan los principios y valores de la Escritura porque uno decide hacerlo, no porque otros nos los impongan.

Tristemente hay muchos líderes que imponen sus convicciones sobre otros violando las conciencias de quienes los siguen y esto se agrava cuando esos seguidores aceptan dichas imposiciones. De allí el dicho: «Hay líderes que son ignorantes… Y más ignorantes quienes los siguen! » Seguramente usted conoce la famosa historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego y el horno de fuego. El relato dice que Nabucodonosor erigió una estatua gigantesca para la cual exigió que todo el mundo se postrara y adorara.

Quien no lo hiciera sería lanzado a un horno de fuego ardiente por no obedecer el edicto real. ¿Qué hizo Nabucodonosor para que todos adoraran la estatua? usó música. Daniel dice: Y el pregónero anunciaba en alta voz: «Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que al oir el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiente» Daniel 3:4-6.

Como sé que conoce la historia no voy a entrar en detalles. El punto aquí es que al sonar los instrumentos musicales todo mundo debía inclinarse y adorar. Simple, ¿verdad? Yo sonar los instrumentos musicales todo mundo debía inclinarse y adorar. Simple, ¿verdad? Yo le pregunto: Cuando la música sonaba, ¿la oían Sadrac, Mesac y Abed-nego? Cuando los nstrumentos emitían sus armonías, ¿la escuchaban los tres jóvenes hebreos? iPor supuesto que sí! Por lo tanto, ¿es malo escuchar música secular?

No, porque si así fuera Sadrac, Mesac y Abed-nego hubieran delinquido delante de Dios. El problema no es escuchar, es asentir. Prácticamente no escuchar música secular es imposible en cualquier ciudad del mundo. Usted está en una sala de espera… Escucha música secular. Está comiendo en un restaurante… Escucha música secular. Se está transportando en autobús… Escucha música secular. Está comprando en el supermercado… Escucha musica secular. Está sentando viendo la televisión… Escucha música secular.

Está viendo una película en el cine… Escucha música secular. El problema de la musica secular es el dios o los valores que nos invita a exaltar. No es tanto la música en sí, sino que nosotros asintamos mentalmente, emocionalmente o aun físicamente ante los conceptos que las canciones nos están estimulando a rendirnos. Por ejemplo, si una canción exalta la infidelidad de la pareja y el cristiano se deleita en ella sabiendo que lo que se está exaltando está mal, entonces se está postrando ante la imagen de Nabucodonosor.