Revolucion
Revolucion gyzulaygre Ac•Ka5pA 02, 2010 58 pagcs LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL DE LOS SIGLOS XIX Y XX El significado de la revolución industrial Durante el periodo transcurrido entre 1400 y los comienzos de 1700, la civilización moderna atravesó su primera gran revolución económica: la revolución comercial, que aniquiló la estructura semiestática de la economía medieval y la reemplazo por un capitalismo dinámico dominado por los comerciantes, banqueros y armadores. ero la revolución comercial fue apenas el comienzo de una larga serie de cambios tan rápidos como decisivos en la esfera económica. Así, la revolución comercial no tardó en ser seguida por la revolución industrial, que no sólo ensanchó significativamente el radio de acción de gigantescas empresas comerciales en el terreno intrínsecamente comercial, sino que lo extendió también al dominio de la producción. En la medida en que es decirse que la revolu n manifestaciones: 1) la mecanización d 2) la aplicación de la PACE 1 Sv. pe to View rmula, puede siguientes ura. 3) el desarrollo del sistema fabril. 4) una sensacional aceleración de transporte y las comunicaciones. 5) un notable aumento del control capitalista sobre casi todas las amas de la actividad económica. Aunque la revolución industrial comenzó ya en 1761, no alcanzó todo su Ímpetu hasta el siglo XIX, fecha de su apogeo. Muchos historiadores dividen el movimiento en dos etapas, cuya línea divisoria seria aproximadamente en el año 1860.
La etapa que se inicia en 1860 y I Swlpe to vlew next page llega hasta nuestros días, suele ser llamada generalmente la segunda revolución industrial. 1. COMPLEJO DE CAUSAS Los primeros adelantos de la tecnología La revolución industrial surgió de una multitud de causas concomitantes, algunas de ellas mucho más remotas de lo que suele sospecharse. Correspondería estudiar en primer lugar los primeros adelantos registrados en el campo tecnológico.
Las maravillosas invenciones de fines del siglo XVIII no nacieron de golpe, como minerva de la frente de Zeus. Por el contrario, había ya existido por algún tiempo un interés más o menos fecundo en las innovaclones mecánicas. El penado de la revolución comercial había asistido a la invención del reloj de péndulo, el termómetro, la bomba de aire, el torno de hilar, el telar de medidas, etcétera, para no nombrar los adelantos registrados en el campo de las técnicas de fundición metalúrgica y elaboración del cobre, que ueron múltiples.
Hacia 1850 apareció el telar mecánico, que podía tejer varias hebras al mismo tiempo. Se registraron también importantes progresos técnicos en industrias como el vidrio, la fabricación de relojes, la industria naviera y la textil. Algunos de los primeros inventos hicieron necesaria la Introducción de métodos fabriles. Así, la máquina torcedora de seda, inventada en Italia hacia el 1500, tenía que ser alojada en un gran edificio y demandaba una considerable cantidad de operarios.
En las fábricas temple, que se alzaban sobre las márgenes del Támesis en los suburbios de Londres, según una descripción hecha or Daniel Defoe en 1 738, el cobre era elaborado en grandes marmitas mediante el uso de enormes 2 8 por Daniel Defoe en 1738, el cobre era elaborado en grandes marmitas mediante el uso de enormes martillos movidos con energía hidráulica. Estos primitivos adelantos tecnológicos difícilmente puedan ser parangonados en importancia con los realizados después de 1760, pero nos dan ya la pauta de que la era de la maquina no surgió en el mundo súbitamente, como un rayo en el cielo sereno.
Entre otros factores de gran importancia, cuéntense algunos efectos más directos de la revolución comercial, que dio acimiento a una nueva clase capitalista, entregada a una búsqueda infatigable de nuevas oportunidades de inversión para sus excedentes de capital. Al principio de este plus pudo ser absorbido rápidamente por el comercio o la minería, las actividades bancarias y la navegación, pero con el correr del tiempo las oportunidades en esos campos fueron haciéndose cada vez más grande de capitales disponibles se pusieran al servicio de desarrollo de la manufactura.
Pero difícil ente hubiera podido producirse un desarrollo rápido de la actividad manufacturera, de no haber mediado una creciente demanda e productos industriales. Esta demanda se originó en su mayor parte en el establecimiento de imperios comerciales y en el notable incremento de la población en el continente europeo. Debe recordarse al respecto que uno de los objetivos primordiales de la adquisición de nuevas colonias, era expandir los mercados de artículos manufacturados de la madre patria.
La prueba de que este objetivo fue bastante bien logrado, la tenemos en el hecho de que solo en el año 1658,no menos de 24,000 pares de zapatos fueron embarcados desde Inglaterra a V 58 que solo en el año 1658,no menos de 24,000 pares de zapatos ueron embarcados desde Inglaterra a Virginia, en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, los mercados potenciales internos se ampllaban rápidamente por el rápido aumento de la población en los países del Oeste de Europa. En Inglaterra, el número de habitantes aumentó de 4. 000. 000 en 1 600 a 6. 000. 000 en 1 700 y a 9. 000. 00 para fines del Siglo XVIII. La población de Francia aumentó de 17. 000. 000 en 1700 a 26. 000. 000 unos cien años después. En qué proporción se debió este aumento a los adelantos en el campo de la ciencia médica en el siglo XVIII y en qué parte fue el resultado de n abastecimiento más amplio de alimentos, es motivo de controversia, pero ciertamente la influencla del segundo de estos factores no puede ser de ningún modo ignorada. Por último, la revolución comercial estimuló el desarrollo de las manufacturas a través de su evangelio básico cifrado en el mercantilismo.
La politica mercantilista estaba orientada, en igual medida que para cualquier otro fin, a aumentar la cantidad de productos manufacturados disponibles para la exportación y de ese modo asegurar un balance favorable del comercio. Necesidad de adelantos fundamentales en ciertas ramas de la ndustria Pese a la innegable importancia de las causas mencionadas, la revolución industrial se hubiera demorado inevitablemente de no haber sido por la necesidad impostergable de introducir mejoras mecánicas fundamentales en ciertos campos de la producción.
En 1700, la demanda de carbón de leña para fundir el hierro había agotado de tal modo los recursos madereros del continente, que varias naciones 40F 58 fundir el hierro había agotado de tal modo los recursos madereros del continente, que varias naciones del Oeste de Europa estaban prácticamente amenazadas por la deforestación. La solución parcial de este problema fue hallada alrededor de 1709, cuando Abraham Darby descubrió que el coque podía ser usado para sustituir al carbón de la fundición. ero para obtener una cantidad suficiente de coque, era necesario extraer el carbón en proporción aun más grande de lo que se había venía haciendo hasta entonces. Debido a que el principal obstáculo con que se tropezaba en la extracción del carbón era la acumulación de agua en las minas, la necesidad de hallar un nuevo combustible condujo a la búsqueda de alguna fuente de energía aprovechable para accionar las bombas. Diversos experimentos realizados en ste sentido dieron finalmente por resultado la invención de la máquina de vapor.
La necesidad de mecanización era todavía más grave y urgente en la industria textil. Dada la creciente popularidad que adquirió la ropa de algodón en los siglos XVII y XVIII, era prácticamente imposible satisfacer la demanda de hilado con los primitivos tornos de hilar con que se contaba por aquel entonces. Aun en el caso de incorporar a todas las mujeres y los niños en condiciones de trabajar a la fuerza laboral ya existente, la demanda no hubiera podido ser satisfecha.
En Alemania, los soldados de los cuarteles ueron movilizados y enviados a las fábricas, donde ayudaban a hilar hebras de algodón . AI hacerse cada vez más imperiosa la necesidad de resolver este problema, las sociedades científicas y las organizaciones comerciales llamaron a conc s 8 este problema, las sociedades científicas y las organizaciones comerciales llamaron a concurso, ofreciendo jugosas recompensas para cualquier método perfeccionado de hilar que se presentase.
En 1760, por ejemplo, la Sociedad Inglesa de Artes ofreció un premio a quien inventara una máquina que permitiera a un operario hilar seis hebras simultáneas. El resultado de estas nquietudes fue el descubrimiento, unos pocos años después, del torno de hilar y el telar hidráulico, adelantos precursores de una serie de inventos fundamentales que habrían de revolucionar la técnica textil. Al demostrarse en poco tiempo la practicidad y rendimiento de estas máquinas, la mecanización acabo por extenderse fatalmente a otras ramas de la industria. 2. ?POR QUE LA REVOLUCION INDUSTRIAL COM ENZO EN GRAN BRETAÑA? A primera vista puede parecer extraño que un pequeño pueblo insular no solo se pusiera a la cabeza del movimiento industrial del mundo de la época, sino que mantuviera esa posición urante más de un siglo. Un filósofo moderno sostiene que gran Bretaña, hasta bien avanzado del siglo XVIII, era «el pais más pobre del oeste de Europa». Ciertamente, no abundaba en cantidad ni en variedad de productos dentro de sus fronteras, y de ahí que no pudiera mostrarse prácticamente tan capaz de bastarse a si misma como Francia y Alemania.
Sus recursos agrícolas no alcanzaban ya a satisfacer sus necesidades, mientras que el agotamiento de sus bosques había sido ya motivo de preocupación en la época de los Estuardos. El carbón y el hierro, considerados por lo general sus principales recursos, no sumieron verdadera importancia industrial hasta e 6 8 considerados por lo general sus principales recursos, no asumieron verdadera importancia industrial hasta el siglo XIX.
Pero, al mismo tiempo que estas condiciones adversas, existían otros factores más suficientes para Inclinarla balanza a su favor. Probablemente podamos colocar a la cabeza de la lista de condiciones favorables a gran Bretaña, el hecho de que ésta había sido hasta entonces la nación más favorecida por la revolución comercial. Si bien es cierto que hacia 1750 Francia contaba con un movimiento de comercio exterior superior en un 25% al de gran
Bretaña, no debemos olvidar que la población francesa era por lo menos tres veces más numerosa que la británica. Por otra parte, Francia había llegado al límite de su expansión imperial, aunque buena parte de las ganancias acumuladas por su comercio exterior estaba siendo dilapidada, atreves de empréstitos e impuestos, en el mantenimiento de un costoso ejército y una corte frívola y extravagante. Gran Bretaña, por el contrario, estaba en los umbrales de una edad de oro de poder y prosperidad.
Había obtenido ya las colonias más valiosas del hemisferio occidental y estaba a punto de afirmar su supremacia imperial comercial derrotando a los franceses en la guerra de los Siete Años. Además, una gran proporción de las ganancias obtenidas de su comercio de ultramar estaba disponlble para inversiones productivas. El gobierno británico estaba comparativamente libre de corrupción y derroche. Sus instituciones militares eran mucho menos costosas que las francesas y sus ingresos se recolectaban con más arte y mayor sentido administrativo.
De ahí que sus comerciante recolectaban con más arte y mayor sentido administrativo. De ahí que sus comerciantes y dueños de barcos contaran con grandes xcedentes de capital, que están ansiosos de invertir en cualquier aventura comercial que pudiera convertirse un una nueva fuente de futuras ganancias. Gran Bretaña a la cabeza de las naciones Teniendo en cuenta todos estos hechos, no puede resultarnos tan extraño que gran Bretaña, apenas amanecido el siglo XVIII, se pusiera se la noche a la mañana a la cabeza del mundo capitalista.
En ninguna otra parte hallábase mas altamente desarrollada la sociedad por acciones. El comercio de valores estaba ya organizado como un negocio legal cuando se estatuyo en London Stock Exchange (1598). ara 1700, Londres podía competir con Amsterdam por el título de capital financiera del mundo. Además, Inglaterra contaba probablemente con el mejor sistema bancario de toda Europa, en cuya cúspide estaba el banco de Inglaterra, fundado en 1694, el cual, aunque había sido creado con el fin de recaudar fondos para el gobierno, estaba organizado cono una corporación privada.
Su capital era también de propiedad privada y su administración no estaba sujeta a ningún control oficial. Y a pesar de ello funciono siempre en estrecha vinculación con el gobierno, y aún en sus prmeras épocas actuó como un factor stabilizador de enorme importancia en el campo de las finanzas públicas. Asegurada así la estabilidad financiera del gobierno, los dirigentes del movimiento comercial podían desarrollar libremente sus actividades sin temor a la bancarrota nacional o la perniciosa inflación. Convendría agregar aquí que muy poco de cu 58 la bancarrota nacional o la perniciosa inflación.
Convendría agregar aquí que muy poco de cuento pudiera parecerse a ese orden prevaleció en las finanzas francesas hasta el establecimiento del Banco de Francia en tiempos de Napoleón. Condiciones políticas y sociales favorables Hay constancias que los factores políticos y sociales no dejaron de tener su importancia entre las causas determinantes de la revolución industrial en Inglaterra. Aunque el gobierno británico del siglo XVIII estaba lejos de ser democrático, era al menos más liberal que la mayoría de los gobiernos continentales.
La «gloriosa revolución» de 1588-1689 había influido profundamente en el establecimiento de soberanía limitada. Aceptábase ya ampllamente, a esta altura de los acontecimientos, la doctrina de que el poder del Estado no debía ir más allá de la protección el derecho natural del hombre a la libertad y al goce de sus bienes. Bajo de la influencia de esta doctrina, el parlamento inglés derogó antiguas leyes que estipulaban monopolios especiales e interfería en el desarrollo y evolución de la libre competencia.
Los principios mercantilistas seguían siendo aplicados al comercio con las colonias pero en la esfera de los negocios internos, muchos de las restricciones fueron gradualmente abolidas. Además, Gran Bretaña estaba siendo ya reconocida como asilo para los refugiados de otros países. Más de 40. 000 hugonotes se radicaron en sus pueblos y ciudades, después de haber ido arrojados en 1 658 de Francia por la revocación del Edicto de Nantes. Activos, enérgicos y ambiciosos, estos hombres infundieron nuevo vigor a la nación británica.
Thomas Hu enérgicos y ambiciosos, estos hombres infundieron nuevo vigor a la nación británica. Thomas Huxley declaró muchos años después que una gota de sangre hugonote en las venas valía varios miles de libras esterlinas. El hecho de que la influencia de estos exiliados no fue en realidad de poca monta, está documentado por los apellidos franceses, que siguieron usados por algún tiempo en las manufacturas inglesas del cuchillo y el vidrio. Las condiciones sociales eran también claramente favorables al desarrollo industrial de Gran Bretaña.
Su nobleza había dejado de ser una casta hereditaria exclusiva y se iba convirtiendo rápidamente en una aristocracia del dinero. Casi todos los que habían hecho fortuna podían escalar los peldaños más altos de la escala social. Willlam Pitt, el joven, declaraba que todo hombre con una entrada de 10. 000 libras anuales debería tener derecho a la dignidad de par. Condiciones como estas estimulan indudablemente el progreso comercial de una nación. Otros factores favorables a Gran Bretaña Algunos otros factores deben ser agregados aquí para completar el cuadro.
En primer término, podemos mencionar el hecho de que el clima húmedo de las islas británicas es singularmente propicio para la manufactura de tela de algodón, ya que la hebra mantiene su elasticidad y no se rompe fácilmente al ser tejida por las máquinas. Además basta recordar al respecto que fue precisamente la mecanización de la industria textil el heraldo de la era de las máquinas. En segundo lugar, el sistema corporativo de producción, con sus complejas restricciones, nunca había llegado a arraigarse en suelo británico tan firmemente co