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junio 11, 2018 Desactivado Por admin

HACE UNOS DÍAS LLEGÓ A MI CLASE UN NIÑO NUEVO. SE LLAMA PEDRO, Y VIENE DE UNA CIUDAD LLAMADA MARGOT. NOS HA CONTADO QUE SU CASA ESTA EN UN BOSQUE LLENO DE FLORES. HA TENIDO QUE MUDARSE PORQUE SU PADRE ES SOLDADO Y LO HAN DESTINADO AQUI. AUNQUE LOS PRIMEROS DÍAS ESTABA UN poco TRISTE AHORA ESTÁ MUCHO MEJOR. ESTA TARDE HEMOS QUEDADO PARA IRA LA BIBLIOTECA A ESTUDIAR JUNTOS PERO… 2 HOLA. ME LLAMO MARIA Y TENGO 8 ANOS. SOY BAJITA Y DELGADA. MI PELO ES NEGRO Y RIZADO Y MIS ojos SON GRANDES Y VERDES. ME ENCANTAN LOS QUE SE LLAMA LOLA. OF2 MA

Y RISUEÑA. PERRA EN MI CASA ME GUSTA IRAL COLEGIO POR QUE EN MI CLASE HAY MUCHAS NIÑAS Y MUCHOS NIÑOS Y JUEGO CON ELLOS. 3″Ia tortuga sabia» Era una tortuga que sabia de todo: qué día empezaba la primavera, quién descubrió América, por qué el elefante tenía trompa… y muchas otras cosas más. Sin embargo, el dra que cumplió cien años descubrió que no sabia su nombre. Y se puso muy, pero muy triste. Tanto que empezó a llorar con grandes lagrimones… —De qué me vale saber tanta cosa —se dijo— si no sé cómo me SWipe page me llamo.

Su amigo el tortugo, que había venido a visitarla y a festejar con ella su cumpleaños, quedó asombradísimo. Nunca había visto llorar a una tortuga. Pero en cuanto ésta le contó el motivo, lo comprendió enseguida. Y le aconsejó: —¿Por qué no te vas de viaje, tortuguita sabia? A lo mejor, preguntando y preguntando, encuentras a alguien que sepa decirte tu nombre. Así fue como la tortuga preparó su valija y, siempre llorando, se fue por el mundo a averiguar su nombre. Anduvo y anduvo, pero nadie supo informarla. Ni el elefante Elegante, ni la mariposa

Rosa, ni el loro Coro. Al cumplir doscientos años, llegó de vuelta a su casa. El tortugo la estaba esperando con una torta de doscientas velitas. Y un sobre grande, color rosa. Era una carta de la lechuza Fusa, el más sabio de los animales de este mundo; y en ella le anunciaba que su nombre era… ‘Raquelita! ¿Qué contenta se puso la tortuga! —iRaquelita! — murmuró —iRaquelita! Parece una campanita. El tortugo le dio un beso y, muy contentos, se comieron la torta. Y Raquelita, como tenía hambre, se comió también las velitas 2 2